El sábado era mi cumpleaños y el de mi hermana y aprovechábamos para celebrar el de mi cuñada (que había sido cinco días antes) y el de mi sobrino que era al día siguiente (en mi familia somos así, de nacer todos juntitos). Normalmente alguien saca unos huevos kinder para repartir entre la cuadrilla de enanos y enana, pero esta vez mi cuñada decidió traer huevos para todo el mundo y el primero en coger fue .....Querubín.
Agarró el huevo, lo desenvolvió, abrió en dos el huevo de chocolate, tiró el regalo sobre la mesa y se comió el kinder. Hasta aquí todo más o menos lógico, no?, pues no. Mi niño tras tragarse el chocolate de un bocado nos miró a todos sorprendido por su actuación y dijo: ¡Oh!, ¡ya no soy un niño, me he comido el chocolate y no le he hecho ni caso a la sorpresa!
Nos entró a todos la risa y Querubín se marchó a whatsappearse con su cuadrilla, mientras las supuestas personas adultas abríamos nuestros huevos y jugábamos con la sorpresa. Definitivamente la adolescencia es una etapa en la que no eres un niño, pero tampoco un adulto, sino habría jugado con su huevo.
Ya no juega con un huevo... ahora con los dos y el apéndice. Son cosas de la edad
ResponderEliminar¡¡Y tanto!!
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