lunes, 30 de enero de 2012

El teléfono



Un día a la semana mi Querubín entra a clase a las 8 en lugar de a las nueve, y por lo tanto, se "despierta" mucho más dormido de lo habitual. La semana pasada se levantó (que no despertó), se vistió, desayunó y se marchó a clase.

Al cabo de diez minutos sonó el portero automático. Era su amigo (con el que va a clase todos los días), preguntando si bajaba Querubín. "Ha marchado hace un rato, se habrá despistado", le contesté yo y mientras tanto pensé "¡¡Este hijo mio es un desastre!". Pasaron cinco minutos y yo también me marché a trabajar.

Pero... camino al trabajo recordé "el sucedido" y mi imaginación - que tiene la mala costumbre de hacer lo que le viene en gana- decidió comenzar a trabajar. Les cuento la historia que fui desarrollando en los escasos diez minutos que tengo de casa al trabajo:

"Querubín ha bajado en el ascensor, le han parado en uno de los pisos y un hombre se ha montado con él y le ha obligado, navaja en mano, a ir al garaje donde le ha metido en un coche con la clara intención de secuestrarle (al estilo de los secuestros-express mejicanos),  y yo,  mientras tanto,  he dado por hecho que mi niño es un desastre despistado y que simplemente se había olvidado de esperar a su amigo y se había ido sólo al cole. En este momento de la historia la parte racional de mi imaginación se preguntaba para que iban a secuestrar a nuestro niño, pero enseguida encontré la explicación...Unos pisos más abajo, seguro, vive algún político influyente al que quieren extorsionar secuestrando a su hijo que, casualmente, es igualito a mi Querubín. En esta parte de la historia es cuando vendría como el secuestrador quiere llamar a nuestra casa para pedir el rescate y le pregunta el teléfono a mi niño...".

Mi imaginación quedo inmediatamente relegada y de un empujón dio un paso adelante la madre de todos los días que pensó: ¿sabe mi Querubín el teléfono de casa -por si un secuestrador equivocado se lo pide para pedir un rescate-?

Conclusión de este maternal sucedido mañanero: Según llegué a casa por la tarde Querubín (que simplemente se había olvidado de su amigo y había ido en estado catatonico al cole) y Querubincito (que pasaba por allí) sufrieron un interrogatorio para ver si se sabían el teléfono (el de casa y el móvil, por si acaso).

Moraleja para otras madres y padres de familia: A la famosa frase de nuestras abuelas recordándonos la necesidad de llevar ropa interior y calcetines limpios "por si nos pasaba algo y teníamos que ir al hospital", podemos añadir en esta época de sobresaltos la necesidad de saberse el teléfono por si nos secuestran a las criaturas.

2 comentarios:

  1. Como consejo te diré, que en estos casos es muy útil, incluso para el secuestrador que el infante (da igual la edad si es del género masculino)lleve pegada en el interior de su chaqueta una tarjetita con sus propios datos... Yo lo sigo haciendo...por si acaso...

    ResponderEliminar
  2. Querida Zoraida, me parece que lo de la tarjetita es una idea fabulosa, pero sinceramente, creo que voy a probar con el tatuaje permanente. Así me olvido de este tema.

    Besos.

    ResponderEliminar