Mi Querubín, como Ustedes ya saben, es muy básico. Una de sus necesidades fundamentales es la comida, le gusta comer mucho y bien (le da igual un plato de macarrones, que un salmón con verduras)
Este curso están colaborando en el cole con un programa de alimentación sana que les enseña a comer mejor y les anima a hacer ejercicio. El otro día tenían tres nuevas propuestas del programa y tenían que elegir una de ellas. Podían desarrollar una actividad encaminada a aumentar el consumo de frutas y verduras u otra que hiciese aumentar el consumo de pescado o una tercera que les lleva a hacer más ejercicio. Decidieron que la tercera era la más sencilla y ahora están ultimando su estrategia (creo que esta va a implicar que los padres y madres acabemos bailando batuka en el colegio...benditas criaturas).
Ante esta bonita iniciativa ( y ya que yo estoy a dieta ), he decidido controlar la alimentación de Querubín y controlarle el pan y los dulces (por supuesto con mucha discreción para que no acabe con un trastorno de alimentación -que yo soy mu'psicologa-), pero parece que la criatura no se da cuenta. El otro día me dijo que estaba muy rara cuando no le quise dar el tercer trozo de pan de la comida y por la tarde él y su hermano me llamaron racana cuando no les quise comprar una palmera de chocolate, pero el mayor problema es con la fruta. A Querubín no es lo que más le gusta en el mundo y todos los días tenemos nuestros mas y nuestros menos (más de estos últimos, vamos de los menos, que de los mas). Si hay fresas, pregunta por la nata, si hay sandía quiere un zumo y echarle azúcar, si es plátano lo quiere con leche en batido...(creativo es mucho, mi Querubín) y oigan, que no entiende la criatura por que le decimos que no.
Ahora nos ha pedido una heladera y una licuadora, él es así... un autentico superdotado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario