Les voy a proponer una pregunta, ¿cual piensan Ustedes que es la tienda favorita de Querubín? Les voy a dejar un tiempo para pensar aunque no sé por qué, no creo que acierten.
Lo lógico es pensar en un comercio de vídeo-juegos o consolas, verdad?. Pues no, mi niño con lo que realmente babea desde pequeñin, esos escaparates que hacen que pegue la naricilla al cristal y que sus papilas gustativas comiencen a segregar saliva son......las carnicerías (y charcuterías).
La verdad es que nunca les he contado que Querubín tiene un don. El ve una vaca pastando en el campo, con su cencerro, sus manchitas, su herbecita alrededor y realmente lo que su cerebro procesa es un gran plato de carne frita con sus abundantes patatitas. Si ve un cordero piensa en menestra, si ve un pollo lo visualiza asadito y con pimientos verdes fritos. Él es así.
Para mi es difícil de creer (a pesar de ser desde niña ávida lectora de Asterix y Obelix y saber que este último también tenía ese don - otros personajes ilustres como Carpanta también lo poseían-) semejante despliegue de alabanzas ante un trozo de carne sanguinolienta colocada en la vitrina de una carnicería. Yo, que sería vegetariana sin problemas en caso de no existir el jamón ibérico, reconozco que soy más de pastelerías. Hay si que me pierdo, sin embargo, Querubín y su querido padre pasan delante de la carnicería del barrio y viendo un chuletón se miran el uno al otro tragando saliva y diciendo:
Querubín emocionado: "fíjate, ¡¡Que chuletón!!
Su padre secándose las lágrimas, emocionado: "Te imaginas lo bueno que tiene que estar"
Querubín contando monedas de sus bolsillos: "¿entramos?"
En ese momento es cuando mi ulcera y la hipertensión de mi media naranja les agarran del brazo hasta alejarles de ese antro de perdición y colocarles delante de la frutería donde calman su ansia a base de naranjas y manzanas.
Ayer a la tarde cogí el carro de la compra decidida a abastecer a mi querida familia de todo lo necesario para su alimentación.Querubín en un despliegue de besos y abrazos sin fin me acompañaba por la casa diciendome:"por favor, por favor, traeme esa paletita tan rica", de otra habitación salía una voz que decía: "y un poco de queso fresco". Mi niño me acompañó hasta el ascensor entre mimos y promesas de unos San Jacobos de carne, queso y jamón. Una locura lo que me quiere mi Querubín.
Por más que he estrujado mi cerebro, me ha sido imposible acertarlo.
ResponderEliminarVenga,chulenton pá todos ya!!
Besitos maja!!
May.
Hola!
ResponderEliminarVenimos de la Blogoteca y qué gusto encontrarte. Por supuesto que tampoco hemos acertado de entrada. Pero Querubín y su padre en otra vida deben haber vivido en Argentina! Buen asado para todo, para festejar, para reunirse con amigos, para hablar de negocios, y por nada. Así es que los entendemos perfectamente.
Un afectuoso saludo para toda la familia!