No puedo resistirme a seguir comentando la moda de esta momento agradeciendo, eso si, que la influencia de Hanna Montana no ha entrado en nuestro humilde hogar.
Mi querubín adora las deportivas. No llevaría otra cosa. Las mira con deleite en las zapaterías, guarda los prospectos de las tiendas de zapatos y nos pide día tras día esas últimas playeras que tanto desea. Por su cumpleaños pide playeras -unas para baloncesto y otras por que si- y ha llegado a dormir con sus playeras nuevas apretadas en su regazo como si de un peluche amoroso se trataran (yo no le acabo de encontrar el encanto a unas botas de baloncesto del 45, la verdad).
Esto tampoco es nuevo, su amado padre suspiraba por unas "adidas" y él por unas "nike", la diferencia vuelve a ser como se llevan. Ahora las zapatillas no se atan, se sueltan. Algunas son anchas como barcas (sólo les faltan los remos) y se sujetan (je,je,je) con cordones flojos y sin nudo.
Para aquellas personas que estén leyendo y no tengan agradables adolescentes en casa, intenten imaginar la escena de mi ángel con sus píes peludos y grandes en unas zapatillas anchas y mal atadas intentando jugar al fútbol. Si Ustedes pasan cerca de unos adolescentes en pleno partido...corran, huyan, escapen, escondanse. Corren un alto riesgo de ser golpeados por una deportiva gigante que haya salido disparada. Un adolescente cojo y con los pantalones por la cadera vendrá a por ella.
Je,je,je,ya te vale!! ya he visto alguna zapatilla de esas volando por encima de mi cabeza.
ResponderEliminarBesitos
May.