martes, 31 de mayo de 2011

SU HERMANO

Querubín era un niño precioso y bueno (tipo película de Walt Disney) hasta que un buen día, cuando tenía tres añitos, una señora me paró en la calle y me preguntó: “¿estás embarazada?”. Yo le respondí que si y mi ángel pasó de ser Doctor Jeckill  a ser Mr. Hide en segundo y medio…y para siempre.
Al nacer querubincito su padre llevó a querubín al hospital a que conociese a su hermano. Nuestro ángel no le hizo el más mínimo caso y enseguida le sacaron de allí por el escándalo que estaba montando por los pasillos con su buzz lightyear nuevo (conocéis nuestra gran psicología y habíamos oído que era bueno que el recién nacido “tuviese” un regalo para su hermano –no queremos saber qué habría pasado si no lo llega a tener-)
A partir de ese día querubín ha variado desde la más absoluta de las indiferencias hacia aquella cosa pequeña a las mayores ganas de atormentarle en todo momento.
La verdad es que yo pensaba que el momento “pelos en las axilas” marcaría una diferencia y mi ángel se acercaría a su hermano que también va creciendo…pues no. Sólo se acerca si es preciso abroncarle o pegarle una toñeja. Querubín es experto en reñir a querubincito. Le riñe por su mal genio,  por estornudar, por comer con la boca abierta (mientras le riñe él mastica un trozo de carne), por no concentrarse, por desordenar (si, él, le riñe por desordenar), por levantarse, por sentarse, por andar, por ocupar el baño, por tardar en la ducha, por no ducharse. En fin, le riñe.
El caso es que no nos deja cosas por las que reñir a su hermano y luego se queja de que nunca le reñimos. Nos gustaría, pero él no nos deja un espacio para hacerlo.
Cuando querubincito comenzó a ser consciente de la gran presencia de su hermano, empezó a llorar. Al principio lo hacía cuando nuestro ángel le pegaba disimuladamente o cuando le robaba el juguete o el chupete. Más tarde lloraba cuando su querubín se acercaba, era un llorar preventivo. Ahora cierra la puerta de su cuarto, coloca carteles de no entrar y nos ha pedido que electrifiquemos la manilla de la puerta (no lo hemos hecho, nos gusta fomentar el entendimiento y amor fraterno).
A veces (no sé si os he dicho lo mío con la psicología) llego a pensar que querubín pueda tener celos –se me ocurren unas cosas-.

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