El pelo...cuantos problemas nos ha dado el pelo de mi querubín.
Al nacer lo tenía tieso como los pelos de una escoba y claro, parecía permanentemente asustado. Además como nació antes de tiempo aún no se le había caído el lanugo y tenía las orejas cubiertas de esa pelusilla que a su primo asustó tanto ("¡Tiene pelo en las orejas!", exclamo ese otro angelito del que también habría tanto para contar).
Con el paso del tiempo a mi ángel se le cayó el pelo de las orejas y le salió mucho más en la cabeza, mucho más. Un pelo negro, duro, fuerte, denso y que había que cortar amenudo. Llantos y crujir de dientes para cortar aquella mata de pelo que precisaba más de segadora que de tijeras.
Luego llegó el momento en que se lo quería dejar largo como un niño de angelical melena rubia de su clase. No entendía nuestra criatura que al él el pelo no le caía sino que crecía alrededor de su cabeza dándole aspecto de grandísima bola (a lo Michael Jackson cuando era negro, pero en liso).
Y llegada a la adolescencia -que al fin y al cabo es el tema que nos incumbe en este blog- ha pasado a ser motivo de preocupaciones y largas estancias en el cuarto de baño. Él quiere una cresta a lo David Villa. Si va a la peluquería y le cortan demasiado el pelo tenemos drama...¡¡no se puede poner la cresta!!.
Si va a la peluquería y le cortan poco el pelo tenemos drama...¡¡no queda bien la cresta!!. Creo que la próxima vez le voy a mandar al gallinero y que allí se la arreglen.
De todas formas, no piensen que estoy descontenta con mi ángel y su cresta, estoy feliz. Al fin y al cabo a mi sólo me supone un gasto extraordinario en gomina y fijadores, pero imaginense si mi niño hubiese decidido llevar el flequillo a lo Justin Bieber...¡¡¡menudo gasto en oculista y en psiquiatra!!!.
Ahora en el gallinero arreglan pelos? ya voy mandando a mi Peke para allá que necesita un retoque en las patillas....Andakéee!!
ResponderEliminarBesitos
May.
Si te sirve de algo, estas escenas me suenan de algo... Pero todo pasa...tarda pero pasa.
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