jueves, 21 de noviembre de 2013

La sopa

 
En nuestra casa no somos mucho de sopa, bueno, mi media naranja la define como agua sucia, yo no me pego con nadie por ella y Querubincito no sabe,no contesta. Querubín se la come sin protestar, pero es que Querubín ...es de tan buen comer.
 
El otro día (a principios del mes de noviembre), decidí (osada yo), poner sopa para comer. Compré unos trozos de carne y junto a algún puerro, calabaza y cebolla me puse a prepararla. Teniendo en cuenta que la ultima sopa que habíamos comido había sido la de pescado en Navidad en casa de mis suegros, resultó que me acordaba de como cocinarla e incluso conseguí que no me quedase un engrudo a fuerza de echar estrellitas (fui moderada y estaban en justa proporción).
 
Llegó la hora de comerla. Mi media naranja la miró, me miró y no dijo nada (aunque sé que pensó mal de mi y decidió hacer él la comida del día siguiente), Querubincito la miró y dijo: ¿esto es sopa? y Querubín la miró y dijo: ¡¡está caliente!!.

Revolvieron la sopa, mi media naranja, sin levantar la cabeza del tazón ,decía: "yo no digo nada, yo no estoy diciendo nada, me la estoy comiendo", Querubincito metió la cuchara en el tazón, la sacó, me miró y dijo: "esto es por la crisis, verdad amatxu" y mientras tanto Querubín pasaba la sopa del tazón a un plato y del plato al vaso y de allí al tazón, diciendo: "es por el calor especifico de la sopa que es mayor que el del agua y por eso hay que pasarla a un plato húmedo"
 
Cuando acabaron de comer les pregunté, yo muy en mi papel de madre abnegada, si querían repetir. Mi querido marido fue el primero en contestar: "Yo si,...el año que viene".

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