martes, 20 de marzo de 2012

La comida...¡¡que placer!!


Estos días mi Querubín ha estado con los nervios a flor de piel. Supongo que el hecho de que les estén dando las notas y en alguna asignatura tenga que hacer sumas, restas y divisiones para ver si le da la media, tendrá algo que ver (expectante estaré hasta el viernes que le dan el boletín). Imagino que también tendrá que ver alguna hormona que esté en este momento más descontrolada (todas moviéndose a la vez en algún momento tiene que ocurrir).

Normalmente que mi Querubín esté nervioso desencadena una gran cadena de acontecimientos.

Querubín nervioso---pega a Querubincito---Querubincito gruñe---yo intervengo y castigo a Querubín por pegar y a Querubincito por gruñir a gritos---Querubín se queja---Querubincito gruñe más fuerte---yo comienzo a descontrolarme---Querubín se va a su cuarto pegando a Querubincito al pasar a su lado---Querubincito llora (nunca sabremos si son falsas o no sus lágrimas)---yo castigo a Querubín y le digo a Querubincito que se calle---el padre de las criaturas se quita los cascos (que no han conseguido amortiguar el sonido de la bronca, pega cuatro gritos y reina la calma de nuevo.

El sábado, para evitar lo anteriormente expuesto, me lleve a Querubín a la peluquería. Se enfado (mi ángel debe creer que es Sansón y que el corte de pelo le va a robar toda la fuerza), pero vino conmigo. Le cortaron mucho (para él demasiado) y fue enfurruñado un rato largo. Al final le dije:Venga, te invito a merendar. Esto desencadeno otra cadena de acontecimientos:

A Querubín le brillaron los ojos---Querubín acelero el paso--- llegamos a la cafetería y Querubín estudio la carta de meriendas con una atención que si dedicase al estudio no bajaba del sobresaliente---Querubín decidió: un café bombón y un pastel---Vino el camarero---se fue---volvió---no había café bombón y mi niño tenía que ir a elegir pastel---la decepción se reflejó en la cara de mi ángel---se marchó---volvió con una gran sonrisa---el camarero trajo los cafés sin el pastel---Querubín comenzó a ponerse nervioso---volvió el camarero con el pastel y entendí la sonrisa de Querubín...¡¡¡era un trozo enorme de bizcocho de chocolate con una cobertura de más chocolate y relleno de dos capas de chocolate!!!---la felicidad de Querubín era tan evidente que hasta me ofreció un trozo de su pastel.

P.D.: Posibles interesadas en conquistar a Querubín...con un pastelito lo tendréis muchooooo más fácil.

2 comentarios:

  1. Soy de la opinión de querubín, con un pastel se me dulcifica el carácter, no se porque...

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  2. Y yo aún diría más:
    Posibles interesados en conquistar a Querubinas... aprended a cocinar.

    Con eso y unas clases de baile, el mundo será vuestro ;)

    De nada, chavalotes.

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