viernes, 9 de septiembre de 2011

VUELTA A LA NORMALIDAD

Ya pasó el verano y con el las largas y deseadas jornadas de sol y piscina. Las vacaciones te dan más tiempo para descansar, para aburrirte de no hacer nada y para disfrutar de la siempre agradable compañía de los tuyos...incluidos los maravillosos adolescentes.

Como tengo muchas y bonitas historias de adolescentes y, sobre todo, de querubines, iré poco a poco recobrando el ímpetu escritor (todas de golpe les aburrirían, fieles lectores y lectoras).

Como les dije en la última entrada antes de las vacaciones, mi querubín llegó de Inglaterra cargadito de regalos y de buenas intenciones. De los primeros ya les hablé -aún me estoy recobrando de la emoción- y estas últimas se las voy a listar (que me gustan las listas un montón):

1ª intención de Querubín al llegar: Continuar haciendo lo que me de la real gana
2ª intención de Querubín: Comer todo lo que no he podido en Londres
3ª intención de Querubín: No hacer nada productivo en el resto del verano
4ª intención de Querubín: Pegar, molestar e incordiar mucho a Querubincito que no he estado con él en quince días.

La verdad, en honor a Querubín, es que cuando se propone algo lo lleva a rajatabla. Algunas de sus intenciones no las hemos podido evitar del todo (la 2ª y la 4ª) y otras hemos intentado frustarlas desde un comienzo (hay que tener en cuenta nuestra ya conocida psicología y sabemos que decirle a un niño que si a todo, acaba siendo negativo).

Pero bueno, empecemos con las anécdotas de este periodo estival.

La primera sucedió sin estar yo presente (pero me lo contaron diferentes personas y coincidían las versiones). Querubín estaba jugando al fútbol en la piscina y en uno de los intentos de gol de los rivales un balón impacto contra sus tiernos deditos. Comenzó a gritar (supongo que primero al rival y luego de dolor) y fueron (él y todos los demás componentes de su cuadrilla -vamos los dos equipos que estaban jugando al fútbol-) donde la socorrista.

La pobre chica (que a lo largo del verano nos ha demostrado ser una persona alegre, paciente y  responsable) pensó que podía tener algo roto y tras inmovilizarle los dedos le mandó ir al centro de salud. En ese momento todos comenzaron a gritarle (incluido Querubín): ¡¡¡¡¡¿podrá jugar al fútbol?!!!!. La chica no entendía nada hasta que le dijeron que mi Ángel es el portero del equipo y que estaban en puertas del gran torneo del pueblo.

Al final lo de mi niño fue una fisura que curó estupendamente y Querubín hizo grandes paradas en el torneo (en el que quedaron terceros, para gran disgusto suyo que se veían campeones desde el principio -son un poco fantasmas mi niño y sus amigos-).

La verdad es que el torneo de futbito ha dejado grandes historias para contarles, pero por hoy ya es suficiente, así les dejo con la expectación.

1 comentario:

  1. Ansiosa estaba de leer las aventuras y desventuras de querubín, la verdad es que las he echado de menos en estas vacaciones. Espero que la fisura en sus delicados deditos se haya curado. Y lo de terceros...¡que se le va a hacer!

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